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Durante mucho tiempo se mantuvo la creencia de que en la Edad Media los hombres vestían bajo sus ropas una camisa y un calzón con pierna y las mujeres una especie de bata o camisa larga y nada más. En 2008 un increíble hallazgo realizado durante las tareas de restauración del castillo de Lengberg en Austria arrojó luz a este tema.
El castillo de Lengberg se construyó a finales del siglo XII y sufrió varias reformas. En una de ellas, emprendida a principios del siglo XV se añadió un segundo piso a la estructura original. Para realizar esta obra se rellenó una bóveda con desechos para que actuase como aislante y es entre ellos que se ha realizado el descubrimiento arqueológico. Entre este material de relleno había restos de lana, zapatos, camisas, sábanas, ropa interior, zapatos, fragmentos de escritos, naipes, vidrio, cerámica, cuentas e incluso algunas monedas. En total 25 m3 de residuos formados por más de 4.000 fragmentos (2.700 textiles) que pertenecen a unos 930 objetos y que llenan 17 cajas.
Las investigaciones se llevaron a cabo por la Universidad de Innsbruck y las piezas más interesantes fueron sometidas a la prueba del carbono 14 para datarlas fehacientemente y de ADN para comprobar si algunas prendas eran masculinas o femeninas. Entre los hallazgos, lo que más sorprendió a los arqueólogos fue la ropa interior femenina ya que cambiaba la visión que se tenía de lo que vestían interiormente las mujeres de la Edad Media.
Se encontraron 4 tipos de sujetador muy diferentes de los que utilizaban griegas y romanas que más que sujetar aplastaban el pecho. Están confeccionados en lino y dos de las prendas son una especie de falsas camisas que servía tanto para cubrir el escote como para sujetar, ya que con unos cordoncillos acababan ligadas bajo el pecho. Ambas estaban adornadas con pequeños trabajos de encaje.
Otro es una prenda muy semejante a un modelo que estuvo de moda en los años 30 del siglo XX y que une el sujetador con un cuerpo que acaba en la cintura y unos cordones que pasaban por unos ojales para apretar y abrochar. Por último, el más sorprendente, tiene un diseño semejante a un bikini y está compuesto por dos tirantes anchos con puntillas, unas copas cosidas verticalmente y unos restos que indican que había unas tiras que se unían en la espalda. Estos modelos echan por tierra la idea de que el sostén se inventó a principios del siglo XX.
También se encontró un sorprendente calzón de hombre que indica que la moda masculina interior varió a la vez que lo hacía la exterior. A principios de la Edad Media se utilizaban una especie de calzones largos ya que los pantalones estaba abiertos por el centro y al variar este hecho ya no se necesitó que fueran tan largos y completos.
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